Los vinos de altura en España
Siempre ha habido viñas plantadas a más de 700 metros sobre el nivel del mar, pero recientemente se ha percibido un aumento y revalorización de ellas. Los elaboradores de las zonas tradicionales encontraban que las fechas de vendimia se adelantaban, que sus vinos alcanzaban un mayor grado alcohólico y una carga frutal más madura debido a nuestra latitud, climatología y a un progresivo aumento de la temperatura ambiental consecuencia del cambio climático. Posibles soluciones para estos elaboradores serían: una orientación norte del viñedo, cambiar a variedades mejor adaptadas a nuestras condiciones o una poda que permitiera una mayor masa foliar y una menor exposición de la uva al sol, entre otras. No obstante, los viticultores también observaron que se podrían conseguir vinos más frescos, con una acidez más alta y con un menor grado alcohólico, empleando viñedos con una mayor altitud.
La altura sobre el nivel del mar de una viña puede tener efectos sobre el clima, la viticultura y la calidad del vino de manera que se valora como un factor de calidad. Es bien sabido que la temperatura desciende 0,6ºC cada 100 metros de ascenso. Si a esto le añadimos mayores datos de pluviometría y menor insolación, obtendremos retrasos en la brotación y la maduración de la uva. Además, los suelos de las viñas de más altura son menos fértiles y menos profundos que los suelos de los valles consiguiendo así, mejores balances de las cepas.
Un claro ejemplo de ello, es el incremento de viñedo explotado en la subzona pirenaica de Tremp perteneciente a la DOP Costers del Segre de Cataluña, y donde bodegas como Castell d’Encús y Biu han surgido con fuerza en el panorama vitícola español. Otro ejemplo son las cada vez más conocidas Garnachas de la zona madrileña de la Sierra de Gredos plantadas entre 700 y 850 metros como por ejemplo: las bodegas Marañones, Comando G Viticultores y Bernabeleva, que han surgido con tanta fuerza y por ello, están reclamando una Denominación de Origen propia. También cabe destacar una clara bipolarización en zonas históricas como el Bierzo de Castilla y León donde los fértiles valles son cada vez más descartados por los productores de calidad y, por el contrario, están más buscados los viejos viñedos de Mencía, plantados en las empinadas cuestas alrededor de Villafranca del Bierzo. Allí, sobresalen los vinos de los Descendientes de J. Palacios y de Raúl Pérez. Por último, y como ejemplo extremo, encontramos los descomunales viñedos plantados a 1.300 metros de la Bodega Barranco Oscuro en la Alpujarra de Granada o los viñedos de la DO Abona de Tenerife que van desde los 200 hasta los 1.700 metros de altura, siendo algunos de los viñedos más altos de Europa.
La aparición de estos vinos más frescos ha sido respaldada por la crítica especializada y aceptada por un determinado consumidor que busca una expresión más nítida de la fruta y una cierta elegancia y sutileza.
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Carola Sitjas Bosch
Profesora y creadora de contenidos en CETT eLearning
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