Albert Cardona, profesor de cocina en el CETT: "Me decanté por el CETT sin pensarlo dos veces por el amplio abanico de posibilidades que ofrecía en cuanto a conocimientos y salida profesional."
Albert Cardona tiene 25 años y nació en Verdú. Estudió el Grado en Ciencias Culinarias y Gastronómicas y actualmente trabaja de profesor de primero en el Grado de Ciencias Culinarias en el CETT.
Estudiar el Grado en Ciencias Culinarias y Gastronómicas
¿Nos podrías escribir una pequeña biografía de tu persona?
Me llamo Albert Cardona Salcedo, tengo 25 años y nací en Verdú, una pequeña localidad de la comarca del Urgell conocida por la cerámica negra y el vino. Hijo de madre barcelonesa y padre de Solsona, docentes de filología clásica los dos, los cuales se trasladaron en una zona rural de Cataluña por motivos laborales, donde nacimos mis hermanos y yo. A causa de su afección por la cultura clásica, emprendieron muchos viajes tanto en Italia como Grecia. En uno de estos viajes, se enamoraron de la isla de Creta. Con los ahorros que tenían en aquel tiempo, adquirieron una casa histórica medio en escombros en un pueblo de playa y así empezar su historia en la isla, bautizándonos a nosotros como cretenses casi de nacimiento. Mi trayectoria profesional se resume con trabajos realizados en restaurantes y bares de la comarca donde nací, trabajos relacionados con la agricultura y, sobre todo, en la viña, trabajo relacionado con la industria alimentaria y, por último, trabajo que hago desde hace cinco años y que está relacionado con el enoturismo en una bodega de vinos. Después de la educación obligatoria, cursé el bachillerato científico, dirigiéndome ya hacia el Grado en Ciencias Culinarias y Gastronómicas, que finalicé en 2020. El año 2022 empecé el Máster de Formación del Profesorado especializado en Hostelería y Turismo, finalizándolo el año en curso. Entre mis aficiones, destaco la cocina, la pintura y la música, habiendo cursado hasta el último año de Nivel Mediano en la escuela de Música de Tàrrega. Actualmente, continúo tocando la viola en una orquesta de Barcelona.
¿Por qué decidiste estudiar el Grado en Ciencias Culinarias y Gastronómicas?
Desde pequeño, mostré interés por la Cocina. Mi primera experiencia en el mundo laboral fue de cocinar en la Asociación Alba de Tàrrega, a los 14 años de edad. A raíz de aquella experiencia, vi hacia donde quería dirigir mi vida profesional y, al momento de elegir la modalidad de bachillerato, ya encaré mi decisión con la intención de cursar el grado en un futuro. Al escoger los estudios universitarios, me decanté por el CETT sin pensarlo dos veces por la novedad que suponía esta titulación en aquel momento y por el amplio abanico de posibilidades que ofrecía en cuanto a conocimientos y salida profesional. Esta experiencia, la valoro muy positivamente, puesto que no solo he sido formado en el ámbito profesional de la cocina, la ciencia y la gastronomía, sino que me ha ayudado a formarme como persona y a ver la realidad existente en el sector escogido.
Al finalizar el grado, te fuiste a Creta a trabajar durante unos meses. ¿Qué te aportó esta experiencia?
Todos los veranos de mi vida, los he pasado en la isla de Creta con mi familia. Su gente nos ha hecho formar parte de la cultura y sus tradiciones, haciéndonos sentir como unos más del pueblo donde vivimos. Cuando eres pequeño, acostumbras a valorar muy poco lo que te ha dado la vida, y, a medida que vas creciendo, tienes que saber dar valor a todo lo que has vivido. Creta es mi segundo país, y toda la gente que conocemos allí son nuestros familiares. Los estudios universitarios los finalicé cuando empezaba la pandemia, una época que nos afectó a todos y que sobre todo condicionó mi finalización del grado. Hacía muchos años que tenía la intención de ir por mi cuenta, y así lo hice cuando me surgió la oportunidad. No me alejaba demasiado de mi zona de confort, por el hecho de ir a un país que ya conocía, pero sí que lo hacía al ir solo. No me fui a trabajar, sino a pasar un tiempo indefinido. Pero de una tarde y de un café, me surgió la oportunidad de trabajar en un restaurante de Rethymno y así lo hice durante dos temporadas de verano. La estancia laboral en la isla, me aporta realidad y también ver de bien cerca cómo son las cosas en otro país. El hecho de aprender una lengua dentro de una cocina, me aportaron madurez profesional, ganas de no parar de aprender y saber adaptarme al trabajo bajo presión, puesto que cuando estás dentro de un negocio de restauración en un país turístico y en temporada alta, o te espabilas o te espabilan. Valoro muy positivamente la experiencia y la recomiendo mucho. A partir de todo esto, continuaré yendo a mi casa todos los años que se me permita ir, pero a trabajar no volveré.
Trabajar como docente
Nos podrías explicar cómo ha evolucionado tu carrera profesional?
Durante mi etapa estudiantil no tenía claro qué quería hacer exactamente relacionado con el mundo de la cocina y la gastronomía. Empecé los estudios con la idea clara de montar un negocio propio relacionado con el alta cocina, y acabé realizando la mención en Dirección Culinaria e innovación Gastronómica en la Industria Alimentaria y en Colectividades. La vida da muchas vueltas y el objetivo que se tiene que tener tiene que ser el de evolucionar en general, tanto a nivel profesional como personal. En un momento dado, vi que no quería ser cocinero de oficio durante toda la vida y esto me llevó a escoger la mención. Esta decisión fue enjarje a la abundancia de industria alimentaria que hay en la provincia de Lleida y también al hecho de tener la oportunidad de adquirir una formación dedicada a este sector. Hice prácticas en dos empresas completamente opuestas, la primera, a la planta de producción de una empresa de restaurantes vegetarianos y veganos, y la segunda al departamento de calidad de una empresa cárnica. Durante todo este tiempo que estuve estudiando, empecé a trabajar en una bodega de vinos con mucha historia localizada en la zona donde vivo y allá me especialicé en el sector de la enología y la enoturismo, puesto que mi función a la empresa es la de hacer visitas guiadas a la bodega y degustaciones de vinos. Provengo de un pueblo de vino y ya lo llevaba adentro, pero el hecho de ejercer un trabajo relacionado con esta tipología de producto y con facilidad por la oratoria me hizo ver que este era el camino cabe donde quería echar, la docencia y la enología.
Actualmente, trabajas al CETT de profesor de primer curso del Grado en Ciencias Culinarias, ¿cómo te ayudó tu formación a especializarte en este ámbito?
La decisión de dedicarme en el mundo de la docencia, fue tomada una vez finalicé el grado. El trabajo que hacía y, que continúo haciendo todavía, fue el desencadenante, a pesar de que la verdadera razón por la cual me he hecho docente, ha sido el hecho de llevarlo a la sangre. Habiendo tenido mi padre y a mi madre como profesores durante mi etapa de estudiante, me hizo ver el valor que le daban ellos al aprendizaje y el amor que sentían hacia el trabajo que hacen. A pesar de no haber sido un buen estudiante, como he dicho, la vida da muchas vueltas y la formación es la base del todo. Todo lo que he ido aprendiendo en el sector, sea en asignaturas, prácticas o trabajo, hacen que hoy me dedique a la docencia. Me falta mucho camino para recorrer y mucha experiencia a conseguir, pero todo tiene que empezar por un principio y este es el mío.
¿Cómo te ves dentro de 5 años? ¿Qué planes tienes?
Nunca se sabe que es el que depara el futuro. Mi intención, en los años próximos, es la de adquirir mucha experiencia en el sector, tanto en la docencia como en la cocina y la gastronomía. Antes que nada, me gustaría viajar y ver culturas diferentes y después continuar mis estudios, pero esta vez enfocados con la enología y la sumillería. Por lo tanto, de aquí a cinco años me veo ejerciendo en la docencia, pero esta vez, relacionada con este sector de la gastronomía.